La historia de la Mezquita de Córdoba
Andalucía tiene grabado a fuego un pasado lleno de cultura y tradiciones de diferentes religiones y civilizaciones. Quizás la huella más importante la dejaron los musulmanes, en monumentos tan impresionantes como la Alhambra o el Real Alcázar de Sevilla (poner links a estos artículos). Hoy queremos que conozcas la historia de la Mezquita de Córdoba, todas sus curiosidades y que visitar en su interior. ¿Sabías que la mezquita de Córdoba está conectada con la explosión de Hiroshima, en Japón? Sigue leyendo y entenderás por qué.
¿Dónde se encuentra la Mezquita de Córdoba?
La Mezquita-Catedral de Córdoba se encuentra en el casco histórico de la ciudad. A su alrededor se pueden encontrar una gran cantidad de hoteles y servicios, ya que es el monumento más visitado de la ciudad.
Su emplazamiento no es casual, ya que se encuentra frente al río Guadalquivir en una posición privilegiada. Además, frente a la Mezquita se encuentra el puente Romano de Córdoba, construido muchos años antes de que la Mezquita estuviera en pie.
Distinciones de la Mezquita de Córdoba
La Mezquita de Córdoba está considerada como uno de los monumentos artísticos y culturales más importantes de toda Andalucía. Cada año la visitan más de 2 millones de personas, lo que nos da una idea de porque este monumento fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1984. Está denominación se extendió al resto del casco histórico de Córdoba en el año 1994.
Con anterioridad el monumento había sido declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1882, que se tradujo en una gran conservación y restauración de todas las partes de la Mezquita desde aquellos años.
En 2007, en un concurso realizado por Antena 3 y la cadena COPE, se elegían los 12 tesoros de España. Hay lugares tan variados como la playa de la Concha en San Sebastián, el parque Nacional del Teide en Tenerife y, como no, la Mezquita de Córdoba.
Historia de la Mezquita de Córdoba
Como es de entender, un monumento histórico que es considerado catedral y mezquita a la vez a tenido que sufrir muchas alteraciones culturales y arquitectónicas a lo largo de los años. Es el caso de la Mezquita de Córdoba, así que vamos a explicarte su historia a través de sus dos épocas principales, la musulmana y la cristiana.
Época musulmana de la Mezquita de Córdoba
Mucha gente lo sabe, pero en el lugar que hoy ocupa la Mezquita anteriormente había una iglesia. Te hablaremos de ello más adelante, así que de momento empecemos sabiendo que la ciudad de Córdoba era un crisol de culturas, ya que en ella vivían cristianos y musulmanes, además de algunas minorías judías.
Un aumento de la población musulmana en la ciudad durante el mando de la dinastía omeya, personificada en la figura de Abderramám I, fue lo que impulsó a este a comprar los terrenos que hoy ocupan la Mezquita.
Tras demoler la iglesia que ocupaba el lugar el año 785 fue el elegido para empezar a construir la mezquita fundacional. En el año 787 ya estaba terminada tal y cómo Abderramán I quería. Esta mezquita fundacional ocupaba 5846 m2 que albergaban el patio de abluciones y la sala de oración, que en árabe se escribían como sahn y haram. En ellas se construyeron dobles arcos de herradura y de medio punto, que cuenta la leyenda que transportaban a Abderramán I a las palmeras de su Siria natal.
Los muros de quibla de la Mezquita de Córdoba son un poco especiales. Normalmente, estos muros deben estar orientados hacia La Meca, para que gracias al mihrab los musulmanes puedan rezar en dirección a ella. Sin embargo, la mezquita está orientada hacia el sur. Esto se debe a que Mahoma dijo que la quibla se encuentra entre el este y el oeste, lo que legitima la decisión de hacer el rezo hacia el sur.
El primer alminar de la mezquita fue construido tras la muerte de Abderramán I, en donde hoy se encuentra la torre del patio de los Naranjos.
Ya en el año 836 comienzan las obras de extensión de la mezquita de la mano de Abderramán II. Lo que había no era suficiente para la gran cantidad de musulmanes que llegaban cada año a la ciudad, así que se empezó a construir un haram u oratorio para ampliar el aforo. Se terminaron en el año 852, gracias al hijo de Abderramán II, Muhammad I. Para ello se derribó la quibla, de la que hoy solo podemos apreciar algunos pilares.
Ahora sí, llegaba la época de esplendor para la ciudad de Córdoba. El Califato llegó de la mano de Abderramán III, y con él una ampliación del patio de la Mezquita y el derribo del primer alminar, que se reconstruyó más adelante. Hoy en día este alminar sigue existiendo, lo único que embutido dentro del nuevo campanario cristiano que se construiría más adelante.
Ya en 961, con el califato en su puto máximo, el hijo de Abderramán III, llamado Alhakén II, comenzó otra ampliación que sería vista como una de las más novedosas de su época. Tras echar abajo el mihrab de Abderramán II, amplió en 45 metros la sala de oración para albergar a los habitantes de una Córdoba pujante en cuanto a economía y demografía.
También decidió crear una macsura para albergar los rezos del califa. Las puertas y las cúpulas de la macsura son hoy uno de los legados más bonitos que podemos ver en la Mezquita de Córdoba.
La ampliación más extensa, sin embargo, se acometió bajo el mandato del califa Hisham II. Más bien fue Almanzor, su háyib, el que decidió llevar a cabo la extensión de la mezquita dada la explosión demográfica que sufría Córdoba al ser la capital del califato.
Tras la caída del califato, la ciudad de Córdoba quedo sumida en un caos que se traducía en ausencia de autoridad, lo que supuso el abandono de la mezquita, que fue saqueada y destruida parcialmente.
Época cristiana de la Mezquita de Córdoba
Fernando III de Castilla entraba ferviente en la ciudad de Córdoba en el año 1236 tras haber derrotado a los musulmanes. Al ver la Mezquita decidió que lo mejor sería convertirla en catedral, lo que supuso largas reformas.
Aunque al principio casi no se cambió nada de la mezquita, la llegada de los cristianos ya supuso un cambio de nombres en muchas de las salas. Por ejemplo, la macsura y el mihrab se convirtieron en la capilla de San Pedro, y la actual capilla de Villaviciosa fue el lugar donde se alzo el primer altar y la capilla mayor, correspondiendo a los antiguos tragaluces árabes que instalo Alhakén II.
La creación más importante de esta época fue la Capilla Real, que vino de la mano de Alfonso X “El Sabio”. Se ubicaba tras la capilla de Villaviciosa, y fue terminada en la segunda mitad del siglo XIV por Enrique II, que trasladó los huesos de su padre y su abuelo, Alfonso XI y Fernando IV, hasta la misma.
Pero los tiempos cambian, y al igual que los musulmanes construyeron su templo sobre los restos de San Vicente, allá que llegan las huestes castellanas, y comienzan a retocar por aquí y por allá, reconvirtiendo espacios que proclamaban la gloría del islam, en otros espacios, también sagrados, pero dedicados a la fe de la cruz. Y es en esta algarabía de sentimientos religiosos, que tras el pasar de los años, y ya con la península recuperada entera para las armas cristianas, en el año 1523, el obispo Alonso Manrique decide cambiar la fisonomía de la mezquita con la construcción de la catedral en el centro de la misma. Ya en el siglo XVI se levantó la gran nave cristiana que acabaría constituyendo la catedral de Córdoba. Lo hizo sobre los restos de la antigua mezquita, justo en el medio, perdiendo gran parte de su esplendor. Así lo expresó el emperador Carlos I que en un primer momento consiente a lo que muchos consideraran uno de los grandes errores de la arquitectura eclesiástica del Renacimiento, después, y según las letras de Bernardo de Alderete, comentará: «habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes»
De estilo gótico con pinceladas renacentista, la catedral se terminó de construir definitivamente 100 años después de su comienzo, en el 1607, cuando el arquitecto Juan de Ochoa finiquitó la construcción de la cúpula de la catedral de la Asunción de Nuestra Señora.
Las restauraciones modernas de los siglos XIX y XX son las encargadas de que hoy no solo podamos disfrutar de la visita a una catedral, sino también a muchas zonas de la antigua mezquita que se han descubierto con el paso de los años.
¿Qué visitar en el interior de la Mezquita de Córdoba?
Y ahora sí, estamos en el presente y nos disponemos a visitar uno de los edificios más singulares del mundo. Lo es por esa mezcla que supone la historia de un territorio que paso por manos de árabes, castellanos e, incluso, visigodos. Pero de eso hablaremos más adelante.
Visitar esta catedral-mezquita es hacerlo a un lugar único, en el que cada sala va cambiando de aspecto, ya que no fue construida de una sola vez, sino que es el resultado de numerosas ampliaciones a lo largo de la historia.
Comenzamos por sus puertas. En la parte oeste de la mezquita se encuentran las de Alhakén II, dando de frente al puente Romano de Córdoba. Estos dos accesos a la mezquita son muy similares, y con un estilo que supone el culmen de la arquitectura andalusí, ya que se construyeron en la época de mayor esplendor del Califato de Córdoba.
Pero la puerta principal para entrar es la del Perdón, al norte de la mezquita. Está puerta es conocida porque a su costado se alza en el antiguo alminar, hoy convertido en campanario.
Está es la puerta que nos da la bienvenida al patio de los Naranjos. En este espacio hay plantados casi 100 naranjos que en primavera dotan a la catedral de un olor a azahar impresionante. Ya verás que conexión tan extraña tiene este patio con la ciudad de Hiroshima, en Japón.
Pasamos ahora a visitar a la nave gótica, que también tiene pinceladas renacentistas y barrocas. Aquí se encuentra la capilla de Villaviciosa, en donde antiguamente se encontraba el primer mihrab de la mezquita.
La basílica cristiana de estilo renacentista acoge la catedral, en donde se encuentra la Capilla Mayor. De estilo gótico, supuso un desastre en lo artístico, ya que sustituyó a gran parte de la antigua mezquita bajo el mandato de Carlos I.
Y entramos así en la zona de mayor belleza de la mezquita, la que aún se conserva desdela época musulmana. El Mihrab y la Macsura son los restos que perviven de la época de el califato de Córdoba, y las zonas de mayor esplendor de toda la visita al monumento. Son imposibles de describir, y verlas en primera persona es estar ante un arte único en el mundo, el andalusí.
¿Quién le iba a decir al poderoso Almanzor, que los descendientes de sus mortales enemigos acabarían reposando en el suelo sagrado de la mezquita cordobesa?
Y es que allí fueron a parar los restos de numerosos personajes de la historia y realeza castellanas, entre los que se contaron:
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Fernando IV de Castilla, aunque en el siglo XVIII sus restos fueran a parar a la iglesia de san Hipólito.
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Alfonso XI de Castilla, cuyos restos siguieron a los de su padre a la iglesia de San Hipólito.
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Enrique de Castilla, hijo ilegítimo de Enrique II.
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Juan Ponce de Cabrera, nieto de Alfonso IX.
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Leopoldo de Austria, hijo ilegítimo del emperador Maximiliano I de Habsburgo.
Iglesia visigoda de San Vicente
Quizás una curiosidad que no sepas es que la mezquita no fue el primer templo que se levantó en este lugar, ya que Abderramán I levantó la mezquita sobre los restos de una antigua iglesia visigoda aprovechando materiales romanos y visigodos con lo que el templo en su génesis ya apuntaba maneras como lugar sagrado de diferentes culturas y religiones. . La iglesia de San Vicente era usada por cristianos y árabes tras la llegada de estos a la ciudad de Córdoba. En el siglo pasado, tras varias excavaciones en la antigua mezquita, se descubrieron los restos de este templo visigodo. Al final este lugar fue como las muñecas rusas, pero en versión templo, ya que cada uno se construyó sobre otro.
Curiosidades y leyendas de la mezquita
La mezquita ha pasado por multitud de acontecimiento históricos que, obviamente, han dado pie a leyendas, mitos y escenas curiosas que todavía se recuerdan.
Los naranjos de Hiroshima
«Semillas de los naranjos de la Mezquita de Córdoba, vais a Hiroshima con misión de amor, de paz…, a nacer allí donde la muerte se prodigó. Al florecer, ofrendad a Dios vuestro perfume pidiendo la inteligencia entre los hombres». Así rezaba el documento que iba en el interior de la caja que el Ayuntamiento de Córdoba envío a monseñor Ojihara, administrador apostólico de la diócesis de Hiroshima, conteniendo las «Semillas de los naranjos de la Mezquita de Córdoba», ante la petición de éste último para sembrar naranjos procedentes de la Mezquita en el parque memorial a las víctimas de la bomba atómica que asoló la ciudad de Hiroshima en 1945.
Construyeron una caja de cuero repujado que albergaría en su interior 50 semillas de naranjo para ser plantadas en el Parque Memorial de Hiroshima por la paz.
La tapa mostraba imágenes del patio de los Naranjos, de los arcos de la Mezquita y de los escudos antiguo y moderno de la ciudad. En el dorso de la tapa y escrito en pergamino podía leerse el siguiente mensaje: «Semillas de los naranjos de la Mezquita de Córdoba, vais a Hiroshima con misión de amor, de paz…, a nacer allí donde la muerte se prodigó. Al florecer, ofrendad a Dios vuestro perfume pidiendo la inteligencia entre los hombres».
Segunda mezquita más grande del mundo
La mezquita de Córdoba llego a ser la segunda más grande del mundo, solo superada por la de La Meca, en Arabia Saudí. Más adelante fue superada también por la Mezquita Azul de Estambul.
Leyendas de la catedral de Córdoba
No queremos adelantarte cuales son las mejores leyendas de la mezquita de Córdoba, ya que tendremos un artículo dedicado a ellas. Pero si podemos darte algunos nombres para ir haciendo boca:
- Columna del Infierno: la leyenda cuenta que esta columna fue tallada en el infierno, ya que desprendía olor a azufre cuando se rascaba con una moneda.
- Túnel entre Medina Azahara y la Mezquita: en Córdoba mucha gente cree que estos dos monumentos están conectados.
- La leyenda del ángel de Abderramán: se cree que Abderramán I tuvo una visión que le llevó a construir la mezquita de Córdoba. En ella veía a un ángel que le preguntaba que había hecho él por Alá, por lo que a la mañana siguiente se decidió a empezar una de las mezquitas más grandes del mundo.
- La leyenda del cautivo: otra de las más extendidas en torno a la mezquita. Esta mezcla amor, muerte y cautiverio en torno a una de las columnas de la mezquita.
¿Qué es hoy la Mezquita de Córdoba? ¿Un templo?
Muchos dirán que si, desde la ortodoxia y los carteles con los horarios de las misas. ¿una obra maestra del arte califal? Posiblemente, pero para bien o para mal, no se queda ahí su definición ¿Una catedral? También, pero no solo eso.
La Mezquita de Córdoba es uno de los exponentes silenciosos del lento paso de la Historia. Han hollado sus losas, emires, califas, reyes, emperadores, ejércitos propios y extraños, japoneses de cámara en ristre, y nostálgicos de todo cuño. Y a nadie dejó indiferente.
Su interior hubiera dejado en coma a Stendhal, y en su subsuelo aun siguen apareciendo misterios del pasado. Su historia se entreteje a base de arqueología, historia y leyendas. Y desde la columna del cautivo, a la del infierno, desde el buey porteador, al Aleph oculto, o la estrella de los deseos, la cultura popular pone su propia columna para mantener viva la llama de uno de los edificios mas insignes de la antigüedad.
¿Qué es hoy la Mezquita de Córdoba? Precisamente todo lo anterior, entremezclado y superpuesto. Un edificio sincrético y singular que aúna lo mejor de un mundo y de otro. Quizás por eso, cuando el jesuita japonés quiso plantar árboles en el parque memorial de Hiroshima, que hablaran de paz y esperanza, de entendimiento entre culturas, pensó en las semillas de los naranjos del Patio de la Mezquita de Córdoba.
Joya Andalusí del mundo
La visita a la catedral de Córdoba es imprescindible si no quieres perderte una de las pocas joyas andalusíes que perviven en España. Así que ya sabes, si visitas Córdoba, date una vuelta para conocer la Mezquita-Catedral más famosa del mundo.