lunes, 20 enero, 2025
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Castillo de Santa Catalina en Jaén

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Jaén es la segunda región de Europa con una mayor concentración de castillos, que podemos recorrer en la ruta de los Castillos y las Batallas de Jaén. Hoy queremos que conozcas uno de los más especiales, situado en un cerro desde el que se observa la capital de provincia: el castillo de Santa Catalina en Jaén.

Castillo de Santa Catalina en Jaén
Castillo de Santa Catalina

¿Dónde está ubicado el castillo de Santa Catalina?

El castillo de Santa Catalina está ubicado en el cerro homónimo que se sitúa al suroeste de la ciudad de Jaén. El monte es una estribación de la sierra de Jabalcuz, y se sitúa a más de 800 metros sobre el nivel del mar.

El nombre de Santa Catalina, que se ha usado tanto para el cerro como para el castillo, procede de la capilla de Santa Catalina de Alejandría que se construyó en el interior de las murallas del castillo entre los siglos XIII y XIV, después de la conquista cristiana.

– Historia del Castillo de Santa Catalina

– Primeros pobladores de la zona

Jaén y el sur de España fueron los primeros lugares en los que se asentaron los primeros pobladores de la península, allá por la edad de Bronce.

Sin embargo, el primer pueblo que se consideró que realmente vivió en el cerro de Santa Catalina fueron los íberos desde el siglo IV a.C. Justo debajo de donde se sitúa el castillo actual, existen indicios de un oppidum, un poblado íbero amurallado del cual se han encontrado algunos restos arqueológicos. Más adelante llegarían los cartagineses de la mano de Aníbal, reforzando aún más las murallas de este lugar.

– La llegada de los árabes

Los romanos también adecuaron las medidas defensivas en su desembarco en Hispania y más tarde los árabes. Estos fueron los primeros en alzar una fortificación, construyendo una alcazaba en mitad del cerro entre los siglos VIII y IX.

Más adelante, el primer gran castillo surgió entre los años XII y XIII, cuando se fueron ampliando las murallas y fortalezas, dando como resultado el conocido Alcázar Viejo. Este estaba situado sobre lo que hoy es el parador nacional de Jaén.

– Época cristiana

La época de esplendor de Santa Catalina llegó cuando los cristianos hicieron su aparición en territorio jienense.

Las tropas de Fernando III consiguieron rendir el castillo tras haber conquistado Jaén en 1246. La defensa en Santa Catalina fue fiera, pero los cristianos consiguieron entrar al recinto militar por uno de los recovecos del Alcázar Viejo.

Tras la conquista, Fernando III decidió que había que tapar el “agujero” por el que los cristianos habían entrado para evitar que volviera a pasar en futuras batallas, y junto al punto exacto por donde se adentraron en la fortaleza construyeron el castillo de Abrehuí. De él hoy solo quedan los restos de un pequeño torreón que estaba anexionado al Alcázar Viejo.

Pero la construcción más importante de la época cristiana fue otra, y es de la que podemos disfrutar en nuestros días. Fernando también exigió que se construyera otra fortaleza sobre el Alcázar Viejo que, aunque más pequeña, sería mucho mejor defensivamente. Su nombre sería Alcázar Nuevo, aunque se sustituyó más adelante por el de castillo de Santa Catalina tras la construcción del santuario a esta virgen. Las obras se comenzaron en el mismo siglo de la conquista, el XIII, y se prolongaron durante los reinados de Alfonso X y Fernando IV.

En lo alto del cerro de Santa Catalina ya había tres fortificaciones: el Alcázar Nuevo, el Alcázar Viejo y el castillo de Abrehuí. No ocurrió nada relevante en los siglos siguientes, aunque si que la fortaleza fue la residencia oficial del Miguel Lucas de Iranzo, Condestable de Castilla sobre el que caía el mando del ejército.

– Las tropas napoleónicas y la guerra de la Independencia

Tras siglos de relativa tranquilidad, Napoleón Bonaparte y sus tropas llegan a España con el fin de anexionarla al imperio.

Llegaron a Jaén, y fueron sus mandos los que decidieron establecerse en el castillo de Santa Catalina ya que era una posición estratégica. Durante 1810 y 1812, se empieza a mayor transformación del recinto defensivo que nunca se haya visto.

Santa Catalina se convirtió en el principal bastión de las tropas francesas en España, lo que fue lo mejor y lo peor que le pudo pasar al castillo. Justo cuando comenzaron la retirada, los franceses decidieron volar con pólvora muchas partes del castillo, lo que supuso una perdida irremediable para el futuro.

Lo único que sobrevivió hasta nuestros días fue el Alcázar Nuevo, es decir, el castillo de Santa Catalina.

– ¿Qué visitar en el Castillo de Santa Catalina?

Santa Catalina siempre ha sido un punto muy especial de la ciudad de Jaén. En el cerro no solo podemos visitar el castillo, sino que los atractivos se expanden, haciendo que merezca la pena pasar varias horas visitando cada punto de Santa Catalina.

– Castillo de Santa Catalina

La atracción más importante del cerro es el castillo de Santa Catalina. Nombrado como Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico en el año 1931, este hecho ha sido clave en su buena conservación.

Hoy podemos visitar 525 m2 de los 3000 que alcanza la extensión del castillo, que es de forma triangular. La visita comienza en la torre del homenaje, una de las 6 que tiene el Alcázar Nuevo. A ella se accede desde el patio de Armas, y está formada por una sala de recepciones y conferencias en la que se puede visualizar un vídeo que desentraña la historia del castillo.

Y es que lo bueno del castillo es que en cada sala, torre o patio que visitemos, habrá explicaciones a modo de exposición que nos harán comprender mucho mejor el lugar por el que estamos caminando.

La torre de la Vela, las caballerizas, la torre de las Troneras y el patio de Armas son algunos de los lugares imprescindibles que ver. Pero el más sagrado está en las torres Albarranas. En una de ellas se encuentra la capilla de Santa Catalina de Alejandría, que da nombre al cerro y al castillo. Tanta importancia tiene que esa torre está exclusivamente dedicada a albergar la capilla.

Hay que recalcar que la entrada al castillo tiene un precio de 3,50 como tarifa general, pero los miércoles hay entrada gratuita, así que si pasas por Jaén en ese día de la semana no dudes en acudir.

– Parador de turismo

Una de las obras más polémicas del cerro de Santa Catalina fue el Parador Nacional que se construyó bajo el Alcázar Viejo de los musulmanes. Las obras se produjeron en 1965, y destruyeron una gran parte de restos arqueológicos de lo que quedaba del Alcázar Viejo y el castillo de Abrehuí.

No todo es malo. Y es que el parador tiene una conjunción perfecta con el castillo de Santa Catalina, tanto que parece una extensión de la fortaleza. Sus habitaciones dan directamente hacia Jaén, con unas vistas inigualables. Si no puedes reservar una de ellas, por lo menos acércate a tomar un café en su bar o simplemente pregunta si puedes recorrerlo a pie.

– Cruz del castillo

A la izquierda del castillo se encuentra una peculiar cruz que fue donada por la familia Balgueiras en 1951. Es uno de los símbolos más reconocidos del cerro, ya que se encuentra en el punto más elevado.

Además, la tradición dice que este lugar antiguamente también estaba ocupado por cruces de madera y piedra. La más singular fue la que colocó Fernando III tras quitarle la fortaleza al rey Alhamar.

Jaén

Aunque suene obvio, si visitas el castillo de Santa Catalina no te puedes olvidar de dar un paseo por Jaén.

Su catedral es un imprescindible que visitar, al igual que el centro cultural Baños Árabes, en el que podrás ver uno de los vestigios árabes más importantes de Andalucía. También merece la pena echar un vistazo al museo provincial de Jaén o el museo Íbero para conocer más a fondo la capital y su provincia.

Pero si por algo destaca la ciudad es por su ambiente. Y es que recorrer las calles de Jaén probando las diferentes tapas que te pondrán en los bares con tu consumición es toda una delicia. Conocerás la ciudad y, sobre todo, su gran gastronomía.

– Romería de Santa Catalina

Una de las fiestas más esperadas en Jaén es la de Santa Catalina, símbolo de unión entre los habitantes de la ciudad. Porque Santa Catalina es una de las festividades más familiares y acogedoras que podemos encontrar en este lugar, ya que su tradición se remonta a la conquista de la ciudad por parte de Fernando III el santo.

El día de Santa Catalina es el 25 de noviembre, cuando los jienenses se concentran en las faldas y los alrededores del castillo. Dentro de él, se celebra una misa en la capilla de Santa Catalina y una pequeña romería que recorre la fortaleza intramuros. En el exterior, familias y grupos de amigos celebran con bebidas y, sobre todo, con una comida muy típica en esta fecha: las sardinas.

Curiosidades de Santa Catalina

– Top 10 mejores castillos para alojarse

Aunque la construcción del Parador Nacional fue muy controversial, este alojamiento está considerado como uno de los mejores 10 castillos de Europa donde dormir según la plataforma TripAdvisor.

– Dog Friendly

Una de las últimas singularidades que ha ofrecido el castillo de Santa Catalina es poder ser visitado con vuestra mascota. Así que ya tienes más planes que hacer con tu amigo de 4 patas.

– Leyenda del castillo de Santa Catalina

Para terminar este texto hemos querido mostrarte una de las leyendas que, aunque aterradora, puede que despierte tu interés por visitar el castillo.

Como te hemos dicho anteriormente, uno de los residentes del castillo fue el Condestable Miguel de Iranzo. Esta leyenda nos cuenta que mientras vivía en el castillo, se enamoró de una joven árabe, que a su vez correspondió al amor del joven.

Estaban locamente enamorados, y aunque a priori suene bien, el desenlace de la historia demuestra que no fue así. Mientras crecía el amor entre ellos, los criados y personas afines a Iranzo vieron como este dejaba de prestarles atención en favor de la joven árabe.

Ella quedo embarazada y Miguel seguía con sus ojos puestos en la chica, hasta que un día los súbditos del Condestable decidieron que esto debía acabar. Metieron a la chica en un salón del castillo, donde asesinaron brutalmente a la árabe, de la que dicen que todavía se pueden escuchar los gritos cuando visitas esa parte del castillo de Santa Catalina.

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